lunes, 11 de diciembre de 2006

Un año más... que más da...

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de endechar y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz”.

Que bien estos versos reflejan la existencia del hombre, sin duda alguna todo tiene su tiempo, ya ha pasado el tiempo de celebrar y hoy transitamos por el camino del nuevo año, sin embargo a pesar de ello muchos nos preguntamos alguna vez ¿por qué celebramos cada fin de año?, por lo demás la fecha en que lo hacemos no es universal por ejemplo los chinos tienen otra fecha así como los mapuches y otras culturas. Por otra parte si nos ponemos pesimistas todos los años es lo mismo: cena, fiestas, fuegos artificiales y el “hachazo” del día después.

¿Por qué entonces marcamos nuestra existencia mediante estos precedentes? La sociedad en la que hoy día nos desenvolvemos se caracteriza por un desacralización que también abarca las celebraciones, podemos ver como a través del año se nos introducen diversas fechas como “el día de” movidos esencialmente por un fin comercial, tal es el caso de Halloween una celebración absolutamente ajena a nuestra cultura. Otra señal es lo sucedido con los feriados religiosos su número va decreciendo. Es así como vamos poniendo barreras y comenzamos a percibir el sin sentido que ello produce y por tanto anhelamos novedades pensando que todo es aburrido no hay novedad alguna.

Sin embargo no todo tiene que ser nuevo, Dios ha marcado cosas fijas mediante su creación (por ejemplo las estaciones las cuales ordenan el calendario) para darnos seguridad. En el libro del Génesis luego del diluvio a Noé se le presenta un contexto bastante deprimente, imagínese todo arrasado, daban ganas de quedarse adentro del arca, además Dios no se había pronunciado respecto a si nuevamente enviaría otro diluvio cuando los hombres errasen el camino. Allí Dios lo animó a salir, estableció un pacto firmándolo mediante la señal del arcoiris. Por tanto el propósito de Dios con los períodos es bendecirnos.

El fin de año no lo marca la sociedad, sino los astros...creación de Dios, teniendo así la oportunidad de contar los tiempos al son de la creación y asimismo podemos unirnos a su alabanza. Así cada nuevo período representa una nueva oportunidad dejando atrás la culpa ya que ella nos ata al pasado, pues no podemos hacer proyectos hacia atrás. Así también hay muchas situaciones que no podemos controlar o solucionar y debemos decidir olvidarlas y en ello está involucrada nuestra propia voluntad. Cristo en la cruz obtuvo la victoria sobre toda circunstancia, es por ello que en los períodos se nos pueden presentar situaciones parecidas, pero que no son las mismas para que así podamos cambiar. ¡Feliz año nuevo!

X. Prado
Enero de 2001

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