sábado, 23 de diciembre de 2006

Pensando con Fe


En el artículo anterior me referí a la campaña “piensa positivo”, la cual ha seguido su curso. Si ha conseguido resultados concretos es difícil determinarlo, pero el artículo apuntaba hacia otro norte: el pensar con fe. Ya que El pensar positivo generalmente no soluciona los problemas.

Una interesante parodia es la que hace Daniel Muñoz (el mismo de “el malo” y “el carmelo”) en el programa “Venga Conmigo” allí realiza un personaje llamado “el optimista” que, con evidentes exageraciones, siempre piensa positivo aún cuando sus circunstancias son tremendamente adversas. Sin embargo existe una manera mucho mejor de mirar la vida que no requiere de avisos radiales ni televisivos, ni menos de un pulgar hacia arriba es la FE. Pero ¿qué es la fe? La Biblia nos dice lo siguiente: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Carta de Pablo a los Hebreos capítulo 11, verso 1). Es decir es una seguridad, una paz inconmovible en que Dios es el que vendrá a socorrerme aún cuando no lo vea.

No se trata entonces de tener fe por fe esa es una ilusión, la fe es importante, pero por sí misma no sirve demasiado. Lo importante es EN QUIÉN SE DEPOSITA ESA FE. Se puede depositar en cosas equivocadas como horóscopos, colores, piedras, cristales, amuletos y pero todas ellas y muchas más que se podrían mencionar son sólo parte de todo lo creado por Dios. Los violines Stradivarius, son los mejores del mundo, pero por sí mismos no producen sonidos hermosos, asimismo un violín rústico y corriente en manos de un maestro puede emitir las más hermosas y sublimes melodías.

Ahora bien ante tanto sufrimiento y problemas ¿cómo hemos de tener fe? Miremos a Jesús quien es el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz y toda la hostilidad contra sí mismo para que nuestro corazón no se canse ni se desanime, Jesús realmente tuvo motivos de sobra para deprimirse sus amigos lo abandonaron, uno de ellos lo traicionó y otro lo negó, la misma gente que días atrás lo proclamaba como su rey lo cambió por un criminal, recibió golpes, insultos y latigazos, muriendo finalmente en la muerte más deshonrosa que se le podía dar a una persona en su época. Y todo ello por amor y como ejemplo de lucha y perseverancia. En Getsemaní vivió intensos momentos de angustia y allí de nada valía pensar positivo, sino refugiarse en el Padre que lo fortaleció y le dio ánimo para terminar la carrera que tenía por delante.

X. Prado D.
Junio de 2001

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