MARTIN LUTHER KING (15 I 1929- 5 IV 1968 ): EL SOÑADOR DE LA LIBERTAD
“Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quiénes los maldicen , oren por quienes los insultan . si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra, y si alguien te quita la capa déjale que se lleve también tu camisa”
Cuando Jesús dijo estas palabras ciertamente las dijo en serio a aquella multitud, y quedaron estampadas en medio de las hojas de la Biblia, libro al que Martin Luther King ya estaba familiarizado, hijo de un pastor y luego él mismo, por elección propia también pastor, trabajo que desplazó para convertirse en el guía y potente voz del movimiento de reivindicación de los derechos civiles de las personas de raza negra en su país natal Estados Unidos, país que, a pesar de jactarse de que su constitución está basada en principios bíblicos en la década del cincuenta aún aceptaba la discriminación de seres humanos por el color de su piel.
En medio de una ambiente de injusticia, opresión , violencia e indiferencia se levantó para hacer realidad las palabras que varios siglos atrás Cristo pronunció a aquellas multitudes, multitudes a las que Luther King también se dirigió con la misma potencia, encontrando la suficiente fortaleza en Dios para no seguir el camino de la violencia aún cuando ésta es ejercida sobre su propio pueblo y sobre uno mismo.
Mediante estrategias simples, pero originales fue creando poco a poco la gran ola que derribaría la discriminación legalizada, de sus treinta y nueve años de vida quince los dedicó a esta causa que trajo esperanza y vida a los getthos, pero no una esperanza salpicada de violencia, sino aquella que viene acompañada de la libertad no una libertad propagandística sino aquella que Dios dio al hombre cuando lo creó. Murió por medio de la violencia contra la cual siempre luchó, pero la bala que le quitó la vida no logró quitar el anhelo de justicia en el corazón de las multitudes.
Probablemente hoy la situación nuevamente se presenta desesperanzadora no sólo para las minorías raciales sino para todo un mundo que vive bajo un sistema competitivo el cual genera frustración e impotencia inclinándose cada vez más nuestra sociedad a usar la violencia en nuestras palabras y acciones, como el medio de defensa para resolver nuestros desacuerdos o como válvula de escape para aquellos sentimientos que están oprimiendo. Es aquí donde nuevamente hacen eco en nuestra conciencia y voluntad las palabras de Jesús, que podemos asumirlas simplemente como una utopía o manantial de bendiciones
“Bienaventurados los pobres en Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten , os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.”
Citas. bíblicas Lucas 7:27-29 ;Mateo 5:3-11
X. Prado D.
El sueño de un hombre justo
"Ayer soñé que llegará un día en que ésta nación se levante y viva de acuerdo con el verdadero significado de su credo. sostenemos que éstas son verdades evidentes , que todos los hombres fueron creados iguales....
Ayer soñé que llegará un día en que en las rojas montañas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos esclavistas puedans sentarse juntos a la mesa de la fraternidad. Yo albergo el sueño de que, un días, incluso el Estado de Missisipi abrazado de injusticia, abrazado por el calor de la opresión, se transformará en oasis de libertad y justicia.
Yo albergo el sueño de que, un día, mis cuatro hijos vivirán en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su personalidad. este será el día en que todos los hijos de Dios podremos cantar dándole un nuevo significado: Resuene la libertad...
Cuando dejemos que la libertad resuene en cada población, en cada aldea, en cada Estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día en que todos los hijos de dios, blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, podamos estrecharnos las manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡ Libres al fin!, ¡ Gran Dios Todopoderoso, al fin somos libres!” M.L.K.
Cuando Jesús dijo estas palabras ciertamente las dijo en serio a aquella multitud, y quedaron estampadas en medio de las hojas de la Biblia, libro al que Martin Luther King ya estaba familiarizado, hijo de un pastor y luego él mismo, por elección propia también pastor, trabajo que desplazó para convertirse en el guía y potente voz del movimiento de reivindicación de los derechos civiles de las personas de raza negra en su país natal Estados Unidos, país que, a pesar de jactarse de que su constitución está basada en principios bíblicos en la década del cincuenta aún aceptaba la discriminación de seres humanos por el color de su piel.
En medio de una ambiente de injusticia, opresión , violencia e indiferencia se levantó para hacer realidad las palabras que varios siglos atrás Cristo pronunció a aquellas multitudes, multitudes a las que Luther King también se dirigió con la misma potencia, encontrando la suficiente fortaleza en Dios para no seguir el camino de la violencia aún cuando ésta es ejercida sobre su propio pueblo y sobre uno mismo.
Mediante estrategias simples, pero originales fue creando poco a poco la gran ola que derribaría la discriminación legalizada, de sus treinta y nueve años de vida quince los dedicó a esta causa que trajo esperanza y vida a los getthos, pero no una esperanza salpicada de violencia, sino aquella que viene acompañada de la libertad no una libertad propagandística sino aquella que Dios dio al hombre cuando lo creó. Murió por medio de la violencia contra la cual siempre luchó, pero la bala que le quitó la vida no logró quitar el anhelo de justicia en el corazón de las multitudes.
Probablemente hoy la situación nuevamente se presenta desesperanzadora no sólo para las minorías raciales sino para todo un mundo que vive bajo un sistema competitivo el cual genera frustración e impotencia inclinándose cada vez más nuestra sociedad a usar la violencia en nuestras palabras y acciones, como el medio de defensa para resolver nuestros desacuerdos o como válvula de escape para aquellos sentimientos que están oprimiendo. Es aquí donde nuevamente hacen eco en nuestra conciencia y voluntad las palabras de Jesús, que podemos asumirlas simplemente como una utopía o manantial de bendiciones
“Bienaventurados los pobres en Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten , os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.”
Citas. bíblicas Lucas 7:27-29 ;Mateo 5:3-11
X. Prado D.
El sueño de un hombre justo
"Ayer soñé que llegará un día en que ésta nación se levante y viva de acuerdo con el verdadero significado de su credo. sostenemos que éstas son verdades evidentes , que todos los hombres fueron creados iguales....
Ayer soñé que llegará un día en que en las rojas montañas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos esclavistas puedans sentarse juntos a la mesa de la fraternidad. Yo albergo el sueño de que, un días, incluso el Estado de Missisipi abrazado de injusticia, abrazado por el calor de la opresión, se transformará en oasis de libertad y justicia.
Yo albergo el sueño de que, un día, mis cuatro hijos vivirán en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su personalidad. este será el día en que todos los hijos de Dios podremos cantar dándole un nuevo significado: Resuene la libertad...
Cuando dejemos que la libertad resuene en cada población, en cada aldea, en cada Estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día en que todos los hijos de dios, blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, podamos estrecharnos las manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡ Libres al fin!, ¡ Gran Dios Todopoderoso, al fin somos libres!” M.L.K.
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