Daniel Lagos: Más que un profesor
En medio de la Universidad de Playa Ancha (UPLA)conocida por sus manifestaciones estudiantiles es posible encontrar a Daniel Lagos con su pausada voz y calmado caminar, lo que sin embargo no es reflejo de su siempre atareada agenda. De hecho además de su cargo en la universidad es el representante legal de Gedeones Internacionales en Chile, institución que a nivel mundial es la que distribuye los conocidísimos nuevos testamentos de color azul.
Daniel Lagos es un hombre sencillo y acogedor que está dejando un importante legado en la Universidad de Playa Ancha, siendo el precursor de la iniciativa de formar profesores evangélicos, iniciativa que ya está en marcha y que sin duda abre grandes expectativas.
¿Quién es Daniel Lagos?
Daniel Lagos Altamirano. Es un profesor de castellano titulado en la Universidad de Chile el año 74, es de origen sureño, nacido en la novena región, proveniente de una familia evangélica de pastores pentecostales, por lo tanto criado a la usanza pentecostal , pero que tuvo la bendición de haber conocido personalmente al Señor a los doce años edad en la cual hizo una decisión personal por Cristo y desde allí en adelante seguir el modelo de Jesús hasta donde más se pueda dentro de las limitaciones humanas.
El cómo llegué a Valparaíso es algo que día a día estoy entendiendo, tal vez mañana lo entienda mejor que hoy día. Si hay algo que siempre tuve claro fue una fuerte vocación de servicio hacia la iglesia y hacia la comunidad especialmente en el área educacional.
Desde pequeño en mi Iglesia comencé a actuar, no fui un cristiano pasivo. De hecho a los catorce años recuerdo haber escrito el reglamento del primer grupo juvenil de nuestra corporación en ese momento llamado Liga Evangélica de Jóvenes, el cual se acaba de volver a aprobar sin demasiados cambios después de cuarenta años como reglamento nacional lo que me muestra que la motivación era del Señor más que personal.
En tanto en el Liceo la mayoría de mis profesores eran egresados del Instituto Pedagógico de Valparaíso, eso me marcó mucho, desde ese momento mis aspiraciones ya no eran ir a estudiar a la Universidad de Chile en Santiago o a Temuco que me quedaba cerca ni a Concepción. Ahora yo quería estudiar en el Instituto Pedagógico de Valparaíso y cuando lo conocí fue como “piedragógico”. Tenía 16 o 17 años en período de clases y ardía por los cuatro costados igual como hace días pasados. Sin embargo no me desalentó y Dios me dio la oportunidad de venirme a Valparaíso y acá a mitad de año ya era ayudante de la universidad y de ahí seguí estudiando, me casé en tercer año de modo que estudiaba, era ayudante, trabajaba, era esposo trabajaba en la Iglesia. Llevando una vida bien agitada en el Señor, no sólo hacer cosas por hacerlas, sino con una visión bien específica que es el área de la educación.
Y hoy después de treinta años puedo entender por qué Dios puso la inquietud por el Instituto Pedagógico de Valparaíso: por que iba a ser esta Universidad la única en Chile que se ha abierto a formar profesores evangélicos.
Comenzando este proyecto en el año 1994 cuando era Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad iniciándose los programas especiales de titulación de profesores yo hice la propuesta al Consejo Académico en el sentido de formar profesores evangélicos. Algo inédito en el país que una Universidad del Estado recibiera evangélicos para formarse. Destaca el hecho de que se reconociese la experiencia en la Escuela Dominical como experiencia tan válida como la Enseñanza Media o Básica. El día de hoy tenemos más de doscientos cincuenta profesores estudiando en el sistema.
¿Cuál es su visión de la pedagogía bajo el prisma del cristianismo?
Los profesores son formados bajo una óptica humanista en donde el hombre es el centro de todo, pero los cristianos no tenemos una visión humanista tenemos una visión cristocéntrica, nuestro centro es Cristo. Por lo tanto desde él debemos enfocar la educación, por ello debe haber una reeducación y los que podrán llevarla a cabo serán quienes conozcan a Cristo como su Salvador personal, de lo contrario seguiremos repitiendo los modelos que nos entrega la Universidad, que por cierto da muy buenas herramientas, pero sigue siendo humanista.
Pero, ¿por qué debe ser necesariamente el cristianismo?
Bueno, porque Dios es el comienzo de todo. Todas las cosas por Él fueron hechas. Quien puso al hombre como su máxima creación poniéndolo en el escenario de este mundo, dándole libre albedrío para que haga y deshaga.
Llama la atención el que usted haya remarcado la decisión que hizo a los doce años ¿por qué?
Uno puede vivir dentro de la Iglesia, crecer en ella y no haber tenido un encuentro con Dios. Podemos hacer muchas cosas por Dios, pero no hacer lo que Dios quiere.
Y eso suele ocurrir con los hijos de los evangélicos y con los que no alimentan su vida espiritual diariamente. Transformándose en unos religiosos, haciendo del cristianismo un formalismo. Y si hay algo que Jesús nunca aceptó fue el formalismo y las tradiciones. Puede que una persona está acostumbrada a ir a la Iglesia todos los domingos, pero mientras no tenga un encuentro personal con Cristo puede hacer muchas cosas, no obstante llegará un momento de crisis en que tendrá que decidir. Pues al abrir el corazón a Dios la vida adquiere sentido y eso produce un cambio de vida.
Sabemos que usted también trabaja por las minorías étnicas ¿podría comentarnos un poco acerca de ello?
Eso bien un poco por el contexto donde crecí. Mencioné que vengo de la zona sur de Chile, específicamente de la novena región y allí gran parte de la población rural, campesina y pobre es mapuche y vi mucha discriminación, ignorancia, mucho abuso sobre ellos. Al venirme a la quinta región encuentro otro pueblo el pascuense y su situación no era muy distinta.
Entre 1975 al 1979 Dios me da la oportunidad de ir a hacer un postgrado a Europa donde gran parte de mis estudios los hago acerca de lenguas indígenas también en filología y arqueología, pero fundamentalmente fue en lenguas indígenas en lo que hice mi tesis de doctorado. Teniendo 28 años de edad, siendo además el único en Chile en ese momento y me quedé en esta universidad.
En una convención me encontré con un hermano de Sociedades Bíblicas Chilenas y le pregunto “¿qué está haciendo la Sociedad Bíblica por los pueblos aborígenes de Chile?”, Me mira y dice: “...Bueno nada”. Allí le ofrezco mi ayuda y se comenzaron los contactos organizándose luego la primera convención acerca de lengua mapuche y tuve la bendición de ser el primero que les enseñé a los mapuches a escribir y leer en su lengua. Iniciándose un proyecto que duró veinte años para en 1998 publicar el Nuevo Testamento en mapuche.
Damos gracias a Dios por Daniel Lagos un hombre sencillo, pero con grandes sueños para ayudar a su prójimo desde el área de la educación que sin duda es una de las más relevantes y delicadas dentro de la sociedad y en la que tenemos la certeza seguirá produciendo significativos en pos de la equidad y excelencia al servicio de Dios y edificación del hombre.
X. Prado – F.Lorens
Junio de 2001