martes, 16 de enero de 2007

Por qué dejé de creer en el CREE… y similares.


Hace seis años llegué sin conocer nada ni a nadie y con unas vagas referencias al denominado CLADE, o en otras palabras “Congreso Latinoamericano de Evangelización”, el cual en su cuarta versión se organizó en Chile. Aquella sigla fue la primera de varias a la cuales con el tiempo aprendí a habituarme.

Con 19 años y en segundo año de mi pre grado universitario lo que vi y escuché capturó mi atención, pues el mundo intelectual en el cual estaba dando mis primeros pasos me era desconocido dado que mis años de adolescente (es decir desde que me convertí a los quince años) los pasé en la congregación entre estudios bíblicos y actividades por lo cual mi marco de referencia se remitía a ese tipo de personas y ambiente. Por tanto, ver a estos profesionales que hablaban del y desde el cristianismo y de las Ciencias Sociales como sociología, antropología, psiquiatría entre las cuales las cuales por supuesto eran de mi interés.

De ahí en adelante comencé a interiorizarme respecto de este nuevo panorama así descubrí que quienes organizaron este encuentro, entre ellos el Círculo de Reflexión y Estudios Evangélicos, ya era un grupo que tenía a lo menos veinte años de existencia y cuyo surgimiento se remontaba a los patios del Seminario Teológico de Santiago, y que a su vez dicho grupo nació imitando como referente a la Fraternidad Teológica Latinoamericana que tuvo sus orígenes en la década de los setenta asignándose la misión de generar una teología con el carácter de los pueblos latinoamericanos; bueno eso es aprendí a partir del contacto con la literatura producida por dicha organización y especialmente asistiendo a las reuniones que se realizaban.

Y vaya que interesada estuve, una vez que me enteré que se realizaban encuentros de manera bastante periódica hice todo lo posible por asistir a la mayor cantidad. De hecho no fue extraño que todos los meses viajara desde Valparaíso (ciudad donde actualmente vivo) hasta Santiago solamente a las reuniones. Recuerdo salir corriendo después de la última clase en la universidad hasta el Terminal y de allí al punto de Santiago donde se realizaría la reunión y después tomar el último bus de vuelta; claro hubo ocasiones en las cuales pernocté en la casa de algún amigo o familiar, pero especialmente en el último tiempo me devolvía inmediatamente. Conocí también otra ciudad de Chile, Concepción, en donde se realizó una Consulta, y fui parte de la comisión organizadora del Encuentro de Jóvenes Cristianos que titulamos “Si Cristo es la Respuesta ¿Cuál es tu pregunta?”, la asistencia a ese encuentro fue alta, y allí me di cuenta de la gran cantidad de jóvenes e intensidad de sus cuestionamientos.

Ahora bien, ¿cuál es mi propósito al enunciar todo esto? Bueno mostrar que realmente estuve comprometida, bueno de hecho llegué a ser Secretaria de Comunicaciones, y se me llegó a ofrecer la Coordinación del CREE, lo cual rechacé pues no me sentía capacitada para llevar dicha responsabilidad en un mundo de adultos e intelectuales, en el cual, en mi opinión, yo era una joven entusiasta con poco conocimiento.

Mirándolo en retrospectiva creo efectivamente así era, yo era joven entusiasta sin experiencia ni madurez en medio de ese mundo de adultos intelectuales, y creo que fue sabio no aceptar más responsabilidades. Además, una de mis prioridades era terminar exitosamente la carrera universitaria que mis padres sacrificadamente estaban financiando.

Ahora bien, a medida que el tiempo y las actividades transcurrieron este romance se fue enfriando hasta llegar a mi desvinculación total. ¿Los motivos? En su momento cuando escribí comunicando mi decisión de desvincularme expresé mi deseo de enfocarme en terminar mi carrera, pues arreció el último año con las responsabilidades de escribir la tesis y realizar la práctica final. No obstante, y viéndolo ahora en retrospectiva el motivo profundo fue un cansancio del lenguaje intelectualoide y no necesariamente o estrictamente bíblico que teñía las exposiciones y análisis.

Me explico, si bien la Biblia habla del rol de las mujeres, nos presenta ejemplos buenos y malos de ellas, no da implica que hagamos una lectura de género (pues aquella tendencia nace desde el feminismo el cual en sus raíces profundas es anticristiano); si bien se nos exhorta a asistir al afligido lo que nos muestra la Escritura es que la misión de la Iglesia no es solamente una de asistencia, sino la de proclamar la verdad.

Para aclarar mi punto tomaré prestados algunos párrafos que aunque pueden sonar fuertes creo que son de gran utilidad: “De la transigencia al engaño hay un pequeño paso. A lo largo de toda la Biblia se nos advierte en contra de los falsos profetas y de los falsos maestros (Mateo 7.15-20)… Algunas veces los “vestidos de ovejas” son vestiduras clericales. Puede tratarse de una modernista o de una fundamentalista. El modernista es como los antiguos saduceos, que niegan la verdad bíblica. Los fundamentalistas extremos, como los antiguos fariseos pueden aceptar la teología ortodoxa, pero le añaden tanto material que no es bíblico. En otras ocasiones el ropaje lo puede llevar una persona con una serie de diplomas, que utiliza frases que suenan lógicas” Con esto no quiero decir necesariamente que todas las personas involucradas en estas actividades sean anticristos o líderes sectarios, mi propósito es advertir que en el encandilamiento con las Humanidades perdemos el foco de nuestro cristianismo lo cual tiene como consecuencia generar iglesias que predican las buenas obras, el cambio social, el mejoramiento de la legislación y descuidan la única cosa que podría ayudar a resolver los problemas de nuestro mundo: hombres y mujeres cambiados; de hecho mi primera congregación tenía ese carácter, incluso se animaba a la gente a asistir a marchas políticas e involucrarse en todo tipo de actividad, sin embargo claramente el problema básico del hombre es primeramente espiritual y luego social, lo que se resume en la vieja y verdadera fórmula se necesita un cambio drástico de adentro para fuera.

Aquel cambio no se produce por reflexionar, ni aplicar teorías sino a través del arrepentimiento y del conocimiento de la Verdad. Creo que no es malo que nos preocupemos por los problemas de este mundo de hecho actualmente yo misma participo en actividades voluntarias en pos de aliviar un poco algunos de aquellos problemas, sin embargo ahora más que antes estoy convencidísima que es la Biblia la que tiene las respuestas que necesito. Y conocer toda la verdad que ella contiene requiere de todo mi esfuerzo, es ella y no las Humanidades quien contiene la Verdad.

Estudiar profundamente a la Biblia y el Dios de ella puede tomarnos toda la vida y ni aún con eso bastaría y es por ello que ya no busco en ninguna intelectualidad sino en maestros capacitados y fieles al texto bíblico.

Es por esto que en lo que va quedando de mi juventud me apropio de aquel versículo: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Sal.119.9)

Esto es lo todo lo que tengo que decir al respecto, no pretendo polemizar con ninguna organización ni persona.

Desde mi apacible retiro alrededor de la Biblia.

X. Prado D.
Enero de 2007